jueves, 20 de agosto de 2009

teach your children well

Cuando pienso en esos niños que se llevan a la guerra, me viene a la cabeza la imagen de esos hombres que se quedan mirando por las ventanas viendo cómo matan a las mujeres. Triste pero verdad. Un hombre ha de vestirse por los pies y hacerse cargo del trabajo sucio y sobre todo proteger a sus mujeres. Si una sociedad está caduca lo veremos por estos signos irrefutables. Y si está caduca, qué me hablen de altos ideales, qué me hablen de todas las chorradas que no me creeré nada, les escupiré a la cara, que no me tomen por tonta al menos. Si no hay honor ni dignidad, no hay nada. Hablaremos de presuntas civilizaciones y culturas primitivas o menos desarrolladas que la nuestra. Y al comparar sus valores con los nuestros lo mínimo que podríamos hacer es enrojecer de vergüenza porque aunque llevan, desgraciadamente, a veces los niños a la guerra, los hombres no se quedan en las ventanas mirando cómo matan a las mujeres. Así que cada vez que te cruzas con un magrebí, un africano, un pakistaní, un chino, un boliviano, verás en ellos aparte de mucho dolor y frustración, de muchas cargas llevadas sobre los hombros, verás en ellos la dignidad, el honor, la decencia que a ti te falta, los valores a los que tú pareces haber renunciado, verás a un hombre de verdad, que se viste por los pies, humilde y que alaba a Dios. Al dios del que tú has renegado cambiándolo por otros dioses, por el dios moderno de la modernidad. Y te preguntas aún en qué consiste ser hombre? Deja de hacerte el mártir y empieza la labor de tu vida al dejar de mirar por las ventanas y protege a tus mujeres, no las arrastres a las mil perdiciones, a las mil perturbaciones, enseña bien a tus hijos, con el ejemplo eso sí, el tuyo si aún eres capaz, que de eunucos está la tierra poblada.
Tuliette

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